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Raúl Alonso

Esta interesante muestra nos ofrece la posibilidad de rastrear la inquietudes más recientes de Alejandro Decinti y Óscar Villalón en sus facetas de creadores y docentes. Mientras que en Alejandro Decinti advertimos la inclusión en algunas de sus obras recientes de elementos de la abstracción puestos al servicio de esquemas figurativos,Óscar Villalón denota un particular interés por rememorar sus vivencias, expresadas de una manera siempre sugerente.

En 2004 estos creadores fundan el Estudio de Pintura Decinti&Villalón en sus sedes de Castillo, 4 y Santa Feliciana, 19. Se trata de un ambicioso proyecto que aúna docencia académica en diferentes campos como métodos pictóricos, composición, dibujo, técnicas informáticas aplicadas a las artes plásticas o pintura al aire libre, junto con recientes propuestas como talleres de arte infantil, galería o espacio editorial. La función instructiva de estos artistas es, ciertamente, importante y plural. Para ellos no es una tarea menor. Del mismo modo que la universidad ha de reaccionar ante la evolución de las ciencias, ellos incluyen en su didáctica y metodología las continuas metamorfosis y mutaciones que sufre la creación pictórica mediante las aportaciones que ofrecen las nuevas tecnologías de la información, las aplicaciones informáticas, etc. Compartiendo espacio con las obras de Decinti y Villalón nos encontramos con lo más granado de la producción de sus discípulos. Se trata de lienzos que hablan de muchas cosas, pero su lectura no es nunca limitada. Podemos afirmar sin pudor que se trata de un grupo de autores que se caracterizan por la preponderancia de la comunicación, la sinceridad y la espontaneidad en sus respectivas realizaciones artísticas. Mediante esta modestia expositiva, los creadores consiguen una manera placentera de comunicar sus experiencias a partir de las pautas marcadas por sus jóvenes maestros. Este género de sugerencias apasiona pues las posibilidades creativas de los alumnos, estimulando y proveyendo de toda la libertad necesaria para la creación e interpretación de los temas que abordan en sus telas, desde fundamentos coherentes y sinceros, en relación con unos procedimientos pictóricos inculcados desde la base. Del mismo modo se evidencia un ponderado control racional sobre el resultado pictórico como el medio idóneo para llegar a una figuración esencial. La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales, heredera de la antigua Academia de Ingenieros de la Armada creada por disposición de Carlos III en 1772, nos brinda el marco perfecto para esta interesante muestra y, si como dice el historiador francés Fernand Braudel “El mar es la riqueza”, nosotros afirmamos que el arte nos enriquece y esta muestra nos deleita.
Raúl Alonso Historiador del Arte