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Raúl Alonso

Catalogar a Alejandro Decinti y a Oscar Villalón, sólo como dos pintores realistas, es arrojar poca luz sobre las obsesiones y preocupaciones que constituyen el trabajo de estos dos artistas eficazmente contemporáneos.

Si bien sus imágenes, todas ellas fruto de unos concienzudos estudios y análisis, manifiestan claramente sus preocupaciones por la relación entre el hombre y su entorno, el acercamiento que realizan a lo figurativo no ocurre como insurgencia frente a lo tecnológico o lo global, sino más bien aventurando un dialogo multidisciplinar. Nada es simple ni abandonado al azar, todo lo contrario, el estudio concienzudo es parte de una actitud creativa en donde lo formal es un vehículo para expresar un tema y viceversa, importando sólo el resultado final.

Con un repertorio figurativo, que busca la esencia en la forma de los objetos y configura un espacio a modo de ente activo, estos dos jóvenes maestros se inclinan hacía un vocabulario explícito en esencia para adentrarse en las ricas posibilidades del diálogo plástico entre pintura y realidad. Allí reside la modificación de lo ordinario para elevarlo a la categoría de sublime, como parte de un planteamiento conceptual. La pintura está, entonces, cargada de algo más que un significado, contiene la sorpresa del creador hacia lo no conocido, hacia aquellas atmósferas tangibles, donde el registro de su lectura solo necesita un mínimo de medios para hacer del discurso visual pictórico un acontecimiento.

Esta exposición nos recuerda la doble condición de artistas y docentes que tienen estos dos pintores. El arte está formado por verdades fragmentarias, verdades comunes que nos conducen inequívocamente hacia el conocimiento de la Historia del Arte, el artista es profesor, y la conciencia de la inmensa riqueza cultural del hombre contemporáneo se traduce en conceptos, en un arte de futuro.

La muestra se nos presenta como la culminación de un ciclo, un eslabón más en la carrera de estos dos pintores que se abren a un futuro lleno de proyectos y expectativas.

Decinti y Villalón nos trasladan, mediante su pintura, de su espacio local al espacio universal y metafórico del espíritu y el alma, un lugar en el que la curiosidad y el trabajo afanoso resultan en la calma sólida del artista, que no obedece a caprichos transitorios de la inspiración. La imaginación es fuente creadora, pero sólo resulta al lado del dominio de los medios plásticos y de la claridad de los objetivos. Así, ellos tienen la última palabra.

Raúl Alonso
Historiador del Arte
chinchon_natural@yahoo.es